El 5 de abril de 1846, un día
antes de que se venciera el plazo para abandonar el Campo de los Filippi con
sus muchachos, Pancrazio Soave lo llevó a los predios de Francisco Pinardi y Don
Bosco le dio 350 francos por una franja de tierra: una nueva fase de su sueño
comenzaría para él y sus muchachos.
La Casa Pinardi estaba ubicada en Valdocco y sería allí en donde Don Bosco centraría el
desarrollo de su apostolado. Valdocco se convertiría en
un nombre de fama mundial y a él se asociarían con el tiempo el nombre de
grandes personalidades de la misión salesiana. Las adaptaciones al edificio y
al terreno para el Oratorio fueran hechas por él mismo y sus muchachos. El 12 de abril de 1846 el Arzobispo bendijo la capilla y aumentó el número de muchachos,
especialmente los domingos. El Conde de Cavour, temeroso de que fuera el
principio de una contrarrevolución religiosa liderada por Don Bosco, intentó
prohibir el Oratorio, pero en su auxilio llegó la orden favorable del rey Carlos Alberto.
Se deterioró
bien pronto su salud y Don Bosco estuvo a las puertas de la muerte. Las
manifestaciones de afecto de los jóvenes se hicieron significativamente
evidentes especialmente en intensas oraciones, ayunos y promesas hechas cerca
de la habitación de convalecencia del joven sacerdote. Don Bosco se recuperó de
manera extraordinaria y de dicho evento Don Bosco afirmaba que se trataba de un milagro obrado por sus muchachos.
Desde el
principio Don Bosco puso en el centro de su obra la figura de San Francisco de Sales como modelo de amabilidad, dulzura y espiritualidad religiosa. Visitaba
las fábricas en donde trabajaban sus muchachos para garantizar de que no fueran
víctimas de explotación.
Planeaba retiros espirituales
para muchachos obreros y en 1847 elaboró
el primer reglamento del Oratorio.
En mayo de 1847 comienza
una nueva dimensión en el Oratorio. , inician el proyecto del internado en
Valdocco. A partir de 1853 comienza
la construcción de talleres de calzado, sastrería, carpintería, imprenta y metalistería.
Gracias a esto, 300 muchachos dejaron de trabajar en las fábricas. Para 1869 había
375 internos y entre 1854 y ese
año se contaban ya más de 800 muchachos que habían pasado por el internado.
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